Copla desnuda
Uno suele asociar lo autóctono de un país con la versión turística sin alma que recibe cuando viaja. Por desgracia, a veces, uno es turista dentro de su país y no conoce la realidad de otros argentinos como los que viven en el norte. Una fotógrafa, que mañana inaugura una muestra, logra ser un puente hasta esos habitantes, donde el visor porteño asiste a un diálogo íntimo.
(Por Ana Morán) Al decir de la crítica de arte Florencia Platino “Copleros es una serie que reúne fotografías de vibrante y complejo cromatismo cuya proximidad de toma, primerísimos planos, nos proporciona fragmentos o miradas entrecortadas desde el interior de la fiesta popular en la que los músicos alzan sus cajas y erquenchos para entonar sus coplas en Purmamarca. La serie se completa con un grupo de fotos de inevitable contraste. La instantánea capturada se vuelve pose y Ana afronta el género del desnudo friccionando una tradición al descubrir el cuerpo de una mujer coplera. Los cabellos tirantes y trenzados esta vez caen como un velo negro sobre el cuerpo desnudo que se entrega con su canto a la tierra”.
En la simbología andina es la pachamama, madre tierra, dadora de vitalidad y energía, y el canto de las copleras el grito que viene de ese vientre abismal. Por eso en la mujer vallista el canto es natural y sin artificios. Su copla al desnudo es el espacio para su femineidad y su expresión en libertad, sin sociedad ni hombres que le dicten sus reglas. Pero más allá de las lecturas o impresiones, en los cinco años que vengo realizando mi trabajo en el norte lo único que prevalece es la revelación de mi propia mirada, sin re-interpretaciones, ni apropiaciones, sino el lugar donde afloran -como dicen los maestros zen- esas fotografías que uno lleva adentro.
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